La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurológica progresiva que afecta a las neuronas motoras encargadas de controlar los músculos voluntarios.
Las neuronas motoras, localizadas en el cerebro, tallo del cerebro y médula espinal, sirven como unidades de control y enlaces de comunicación vital entre el sistema nervioso y los músculos voluntarios del cuerpo. Los impulsos de las neuronas motoras cerebrales o superiores son transmitidos a las neuronas motoras inferiores en la médula espinal y de allí a cada músculo en particular.
En la ELA, tanto las neuronas motoras superiores como las inferiores se degeneran o mueren y dejan de enviar mensajes a los músculos, los cuales se debilitan, se atrofian, y se contraen formando fasciculaciones. Finalmente, se pierde la capacidad cerebral para entablar y controlar el movimiento voluntario.
La ELA produce un amplio rango de discapacidades debido a la debilidad muscular, afectando a todos los músculos bajo control voluntario. No se produce deterioro cognitivo puesto que afecta solamente a las neuronas motoras.
Es una de las enfermedades neuromusculares más comunes en el mundo, afectando aproximadamente a 1 de cada 20.000 personas. La edad de inicio varía entre los 40 y 60 años de edad.
En un 90-95% de los casos de ELA, la enfermedad ocurre aparentemente sin ningún factor de riesgo claramente asociado y no presentan una historia familiar previa de la enfermedad.
Un 5-10% de los casos de ELA son heredados. La forma familiar de ELA generalmente presenta un patrón hereditario autosómico dominante.
No se conoce la causa exacta de la ELA y aún no se sabe por qué afecta a algunas personas y a otras no.
Se ha descrito que las mutaciones del gen que produce la enzima del SOD1 están asociadas con aproximadamente un 20% de los casos de la ELA familiar. Esta enzima es un antioxidante poderoso que protege al cuerpo del daño causado por los radicales libres. Aunque no está claro como la mutación del gen SOD1 lleva a la degeneración de las neuronas motoras, se tiene la teoría de que en un mal funcionamiento de este gen puede resultar en una acumulación de radicales libres que daña la célula neuronal.
En apoyo de esta teoría, los estudios en animales muestran que la degeneración de las neuronas motoras y el déficit en el funcionamiento motor están acompañados de la presencia de una mutación del gen SOD1.
Otros estudios se han concentrado en el papel del glutamato en la degeneración de las neuronas motoras. Se ha observado que los pacientes con ELA tienen niveles más altos del glutamato en suero y líquido cefalorraquídeo. Los estudios de laboratorio han demostrado que las neuronas comienzan a morirse cuando están expuestas durante largos períodos a cantidades excesivas de glutamato.
Se ha sugerido que las repuestas autoinmune que ocurren cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca las células normales puedan ser una de las causas de la degeneración de las neuronas motoras en la ELA.
Recientemente, se ha descrito que en pacientes con ELA, un 39% de los casos familiares y un 7% de los esporádicos presentan la expansión del hexanucleótido GGGGCC en el intrón 1 del gen C9orf72. Mutaciones en otros genes como FUS y TARDBP (TDP43) han sido asociadas con algunas formas de ELA familiar, aunque también se han observado mutaciones en casos esporádicos.
El test está especialmente dirigido a aquellas personas que, por indicación médica, requieran un diagnóstico genético confirmatorio de la enfermedad de ELA.
También está indicado para personas que no presenten síntomas, mayores de edad, que tengan antecedentes familiares de enfermedad de ELA y que deseen saber si son portadoras o no del alelo mutado. Por razones éticas se desaconseja realizar el diagnóstico de portadores en familiares asintomáticos que sean menores de edad.
El test genético analiza, por un parte, la existencia de mutaciones en todos los exones codificantes del gen SOD1 mediante secuenciación tipo Sanger; y por otra parte, el tamaño de la expansión mediante la cuantificación del número de repeticiones del hexanucleótido del intrón 1 del gen C9orf72, utilizando PCR y electroforesis capilar.
Normalmente, esta región del ADN se repite menos de 20 veces, pero en personas con la enfermedad, presenta más de 30 repeticiones. Si ninguno de estos estudios aporta un resultado positivo, se puede continuar con la búsqueda de mutaciones en los genes FUS y TARDBP (TDP43) mediante secuenciación capilar (tipo Sanger).